Generalización es la primera exposición individual de la artista Tania Pérez Córdova (Ciudad de México, 1979) en una institución nacional, e incluye una selección de obras realizadas durante los últimos diez años de su producción artística, así como obras comisionadas especialmente para esta exhibición. La muestra propone una lectura de la práctica de Pérez Córdova a través de los temas que ella misma ha abordado: el paso del tiempo, la naturaleza de los materiales, la mirada del otro, la inminencia o posibilidad de una acción, la forma en que asignamos valor a los objetos, el espacio negativo, y, más recientemente, la insuficiencia del discurso.
Utilizando principalmente materiales asociados con las prácticas escultóricas tradicionales —como el metal, la cerámica, el yeso, el vidrio y el mármol—, su obra interactúa con objetos cotidianos —ropa, joyería, cigarros, o lentes de contacto—, los cuales guardan una relación íntima con el cuerpo humano. A la par de sus piezas escultóricas, Generalización incluye un programa de acciones performáticas que se desarrollan de manera aleatoria y casi imperceptible dentro de las salas del museo, estableciendo así relaciones entre la acción y el objeto, en las que la especulación y la posibilidad son el centro gravitacional de la obra. Uno de los ejes transversales de su producción es la idea de que los objetos no son sino eventos que acontecen en otras temporalidades y a diferentes escalas; las cosas no son, sino suceden. Dentro de este marco de pensamiento, el tiempo geológico, la mente del vecino, o el mundo microscópico, se convierten en variables de la obra artística.
Las composiciones y dinámicas que conforman el carácter conceptual de la obra de Pérez Córdova apuntan, de manera poética, hacia lugares que exceden a los objetos mismos y al espacio que los alberga. Además de parafrasear relatos que nos resultan familiares, estas piezas revelan el potencial de las narrativas abiertas, que no determinan la experiencia del espectador. Por el contrario, permiten, por un lado, que una historia pueda tener implicaciones personales y profundas para quien observa, y por el otro, que éste pueda imaginar aquello que sucede más allá de su propia experiencia: una oscilación entre la especificidad y la generalización.
La relación entre lo desconocido y lo accidental juega un papel importante en la obra de Pérez Córdova. A través de una serie de encuentros fortuitos, la artista reprodujo el estampado del vestido de una mujer desconocida, en la superficie de un jarrón de cerámica. Ocasionalmente, una persona que porta este vestido pasea por el espacio, activando un diálogo entre el objeto y su doble. La posibilidad de este encuentro es tan esencial para la pieza como el encuentro mismo. La escultura funciona como preludio de un acontecimiento que ocurre en cualquier momento; un déjà vu, un recuerdo lejano o una premonición.
Miopía, 2020 mapea la relación entre el gesto de escarbar la tierra y la marca que de ello resulta en el paisaje. La artista realizó una serie de moldes de los hoyos que cavó en un terreno, y que posteriormente transformó en cuerpos escultóricos. Estos elementos residuales que resultaron de la interacción entre el cuerpo de la artista y el espacio, describen una constelación en la que el vacío generado por sustracción adquiere una forma visible.
Tania Pérez Córdova ha estudiado la forma en que se mide el tiempo, cómo se experimenta, y la manera en que dicha experiencia es contingente a una serie de factores externos que, sin embargo, se relacionan con el propio concepto de tiempo. En 1:33 pm, y 1:34 pm, 2022, la artista encapsula dentro de unos vidrios un conjunto de objetos residuales como cáscaras de plátanos, notas, envolturas, papeles, plantas, pelusa, insectos muertos encontrados, migajas de pan, entre otros. Las relaciones que se establecen entre los distintos elementos forman una composición construida como un díptico, que nos lleva a imaginar el desarrollo casi cinematográfico de una narrativa que tiene lugar entre un minuto u otro.
Estos contornos de bronce, comisionados por el Museo Tamayo para esta exposición, actúan como ecos de memorias personales y colectivas que la artista ha ido recopilando a lo largo de los años. Sus formas se dibujan directamente en la arena de fundición y su forma registra cada derrame del material. Con títulos como Ese negocio quebró, 2022 o Memoria de un cuarto, 2022, esta serie refleja la relación entre el interior y el exterior, el espacio público y el privado, e involucra la mirada del espectador al activar nuevas relaciones narrativas a través de detalles arquitectónicos que son a la vez ambivalentes y ordinarios.
Pérez Córdova ha demostrado un interés por establecer relaciones entre el discurso y la materia, en las que los líquidos operan como una metáfora de la manera en que las cosas adquieren una forma. Todas nuestras explicaciones, 2022 se compone de una serie de moldes de cabezas humanas –todas ellas retratos anónimos tomados de un banco de imágenes 3D– que, en algunos casos, la artista llena con agua y posteriormente congela. Al descongelarse el hielo en la sala, el goteo del agua revela el espacio negativo de los moldes como si se tratara de un repositorio de la mente. Al mismo tiempo, el sonido de las gotas al caer, es otra forma de contar el tiempo.
Los lentes de contacto han sido un elemento alegórico en la obra de Pérez Córdova y sugieren, por un lado, que un objeto puede agudizar la mirada y, por el otro, que el objeto en sí mismo puede tener una relación específica con quien lo usa –en este caso a través del color o de la gra- duación del pupilente. Al dejar los lentes suspendidos en una solución acuosa dentro de las cavidades de una superficie de mármol, la artista consigue generar una multiplicidad de puntos de vista que coexisten en un espacio escultórico. La pieza se completa al encontrarse en la mirada del otro, cuando identificamos en la sala del museo a algunos de los visitantes que portan un pupilente de color distintos al color de sus propios ojos y complementario a los pupilentes en la escultura.
En Un discurso de 5200 palabras, 2022, la artista utiliza un material líquido –en este caso la saliva artificial como una metáfora de la producción del habla, y como un agente material que tiene la capacidad de describir o representar una situación dada.
En el proceso escultórico de crear “objetos en sí mismos” la artista se dedicó a hacer objetos por medio de deshacerlos. Todo comenzó con una trompeta de latón que Pérez Córdova le compró a un hombre que tocaba en la calle, con la que produjo un molde del objeto, luego cortó la trompeta en pedazos, la derritió y la volvió a verter en su propio molde. El resultado fue inquietante, en palabras de la artista “un objeto que de alguna manera sigue siendo el mismo, pero que al mismo tiempo es otra cosa completamente distinta”. Esta serie continuó con otros objetos metálicos hechos de un solo material, como un techo corrugado (Un techo en un techo, 2018) y fragmentos de rejas metálicas (Una reja en una reja 1, Una reja en una reja 2, Una reja en una reja 3, Una reja en una reja 4, 2022). Como versión de sus propias formas anteriores, todos estos objetos se convirtieron en agentes poéticos, mapas de todo lo que se pierde o se modifica en el proceso de reconstitución, un proceso que conduce a la desaparición, al deshacer mientras se hace.
Giro de 10 minutos, 2014/2022, es una obra inspirada en la figura del metrónomo —un dispositivo que sirve para marcar el ritmo en la música y que puede adaptarse a distintos tiempos—. La artista interviene un ventilador para retrasar el ritmo al que éste se mueve. Más allá de cancelar la función de un objeto cotidiano, Pérez Córdova lleva a cabo una intervención en el espacio que le permite insertar un valor de tiempo dentro de otro.
Como gran parte de la obra de Pérez Córdova, esta serie partió de una situación cotidiana que evolucionó hacia una metodología de producción. La artista decidió quitar todas las ventanas de su estudio y las llevó a un taller dónde manipuló los vidrios. Las narrativas inherentes al material —su historia, procedencia y ubicación—, junto con la imprevisibilidad del proceso de producción, terminaron siendo tan importantes como los objetos finales que creó. La incertidumbre en el proceso de plegado del vidrio, empujó a Pérez Córdova a pensar en la forma en relación con la gravedad, el peso y el tiempo más que con el gusto. Estas esculturas establecen un diálogo con otros elementos— un brazalete roto, un líquido jabonoso, un incienso quemándose— creando, a través de su interacción, un microcosmos narrativo. A lo largo de los años, esta serie se convirtió en comisiones institucionales en las que las ventanas de los museos se transforman en esculturas, traduciendo literalmente la característica arquitectónica de una institución de arte en su objeto de exhibición.
El Museo Tamayo agradece el apoyo de la Fundación BBVA México para llevar esta exposición a cabo.
Generalization is the first solo exhibition of artist Tania Pérez Córdova (Mexico City, 1979) in a national institution, featuring a selection of pieces made over the past ten years, as well as objects specially commissioned for this occasion. The exhibition presents a reading of Pérez Córdova’s work through issues that she herself has addressed: the passage of time, the nature of materials, the gaze of the other, the imminence or possibility of an action, the way in which we assign value to objects, negative space, and more recently, the insufficiency of discourse.
Using primarily materials that are historically related to sculptural practices— like metal, ceramics, plaster, glass and marble—her work interacts with everyday objects such as clothing, jewelry, cigarettes, or contact lenses, all of which bear an intimate relationship with the human body. Alongside Pérez Córdova’s sculptural work, Generalization presents a program of barely perceptible performative actions that occur randomly within the galleries, creating relationships between action and object, where speculation and possibility are the gravitational center of the action. One of the horizontal axes that intersects all of the artist’s production is the idea that objects are nothing more than events occurring in other temporalities and scales— things don’t exist but happen. Following this frame of thought, geological time, the neighbor’s mind, or the microscopic world, become variables in her artistic work.
Conceptual in nature, Pérez Córdova’s sculptural practice offers compositions and dynamics which poetically point to places that exceed the objects themselves and the space that hosts them. Beyond the paraphrasing of known narratives, the enigmatic objects created by the artist reveal the potential of less prescribed narratives, ones that are open and that don’t determine the experience of the viewer. On the contrary, these narratives allow for the possibility of a story to have personal and profound implications for onlookers, while at the same time allowing them the possibility of imagining what happens outside their own experience: an oscillation between specificity and generalization.
The relationship between the unknown and the accidental plays an important role in Pérez Córdova’s work. Through a series of chance en- counters, the artist reproduced the pattern of an unknown woman’s dress on the surface of a large ceramic vase. A person wearing this dress occasionally walks through the gallery space, sparking a dialogue between the object and its double. The possibility of this encounter is as essential to the piece as the encounter itself. The sculpture functions as a prelude to an event occurring at any moment; a déjà vu, a distant memory or a premonition.
Short Sight Box, 2020 traces the relationship between the gesture of carving a hole in the dirt, and the mark it creates in the landscape. The artist made a series of molds from the holes she carved in a plot of land, and which subsequently she turned into sculptural bodies. These residual elements resulting from the artist’s body’s interaction and space, describe a constellation in which the vacuum originated in subtraction acquires a visible shape.
Time is a factor that the artist has continuously studied: the way in which it is measured, the way it is experienced, and how this experience is dis- similar and contingent on the factors that correlate with a given idea of time. In 1:33 pm, and 1:34 pm, 2022, the artist uses glass to encapsulate a constel- lation of residual, found, organic objects, like banana peels, notes, candy wrappers, receipts, lint, dead found insects, breadcrumbs, etc. The narrative relationships that appear between these objects form a painterly compo- sition. In this sense, the composition can be seen as a diptych, showing the difference between one minute and another.
These bronze contours function like echoes of personal and collective memories that the artist has been collecting throughout the years. Their shapes are drawn directly into casting sand and their final form recording each spill of the material. With titles such as That Business Went Bankrupt, 2022, and Memory of a Room, 2022, this series reflects on the relationship between inside and outside, public and private space, and engages the viewer’s gaze by activating new narrative relationships through architectural details that are both ambivalent and ordinary.
Pérez Córdova is interested in tracing relations between discourse and matter, where liquids are a metaphor for the way in which things acquire a certain shape. In the installation All Our Explanations, 2022 the artist makes a series of casts from human heads - all of them coming from anonymous 3D models from an online bank -, which she then fills with water which then gets frozen. The newly revealed negative spaces embody a repository of the mind. At the same time, the sound of the drops are yet another way to count time.
In A 5200 Word Speech, 2022 the artist uses a liquid material, in this case artificial saliva, as a metaphor of the production of speech, and a material agent with the ability to represent a given situation.
Contact lenses have been an allegorical element present in much of the artist’s work and they suggest, on the one hand, that an object can sharpen the gaze, and on the other, that the object itself can have a specificity related to whom wears it — in this case, in terms of the color and prescription of the contacts. By letting the lenses suspended in a liquid solution in cavities within a marble surface, the artist generates a multiplicity of points of view which coexist in a sculptural space. The work is completed with the en- counter of the other’s gaze, when discovering some of the viewers in the show wearing one contact lens different to their own eye color and com- plementary to the ones on view.
In A 5200 Word Speech, 2022 the artist uses a liquid material, in this case artificial saliva, as a metaphor of the production of speech, and a material agent with the ability to represent a given situation.
In the series Objects Into Themselves, the artist took on the task of making objects while somehow undoing them. It all started with a brass trumpet Pérez Córdova bought from a man playing for spare change in the street. She first produced a mold of the object, then cut the trumpet into pieces, melted it and poured it back into its own mold. The result was un- settling, described in her own words as “an object that somehow remained the same while being something entirely different.” This series continued with other metallic objects made of a single material, like a corrugated piece of roof (A Roof Into a Roof, 2018) and fragments of metal fences (A Fence into a Fence 1, A Fence into a Fence 2, A Fence into a Fence 3, A Fence into a Fence 4, 2022). As a version of their own previous forms, all these objects became poetic agents, maps of everything that is lost or modified in the process of being reconstituted – a whole process leading towards a dis- appearance, undoing while doing.
10 Minute Spin, 2014/2022, is a work inspired by the figure of the met- ronome—the device used to maintain a rhythm in music, which can adapt to different tempos—the artist intervenes an everyday object, a fan, to delay the time in which it spins. Beyond canceling its function, Pérez Córdova considers this object as an intervention in space, which has the capacity to insert one value of time into another.
Like most of Pérez Córdova’s work, this series started from a daily situa- tion which evolved into a production methodology. The artist decided to take off all the windows of her studio and brought them to a glass workshop where she folded each one into a sculpture. The narratives embedded in the material – its history, provenance and location – together with the un- predictability in the production process ended up being as important as the final objects she created. The uncertainty embedded in the process of folding glass pushed Pérez Córdova to think of shapes in relation to the most basic mix of gravity, weight and time, rather than taste. These final sculptures are often placed in dialogue with other elements – a broken bracelet, a soapy liquid, a burning incense – creating through their interaction a narrative microcosm. Through the years this series developed into institutional com- missions in which museum’s windows were transformed into sculptures, literally translating the architectonic feature of an art institution into its object of display.
The Tamayo Museum appreciates the support of the BBVA Mexico Foundation to carry out this exhibition.