Con frecuencia uso la palabra cosmología para referirme a las diferentes familias de obra. Como para decir que un trabajo único no es una idea fija o aislada, sino que existe siempre en relación a otras obras. No me siento limitado a una técnica o a un medio en específico; no es la selección de técnica lo que me preocupa sino cómo puedo ensamblar ideas en el espacio. No intento trabajar de manera “transdisciplinaria”, más bien los temas que yacen al centro de mi obra me mueven en diferentes direcciones.
Aunque mi arte y mi escritura no coexisten en el sentido literal, ambos son muy importantes para mí. Cuando era estudiante sentí la necesidad de hacer arte porque las palabras me resultaban insuficientes, sentía que con el arte podía llegar a profundidades que eran inalcanzables sólo con palabras. Este es el mismo periodo en el que encontré el trabajo de Glissant. Muchas de las palabras que emplea para hablar del mundo, palabras como opacidad, transparencia, tejido o tremor tuvieron un efecto visceral en mí, particularmente en mi trabajo escultórico. La idea de tejido no fue sólo una metáfora para pensar en el mundo, sino que resonó profundamente también con mi propia condición, mi realidad y mi existencia. Creo que cuando no tenemos fronteras en nuestro pensamiento, cuando nos guiamos no por el medio sino por nuestra experiencia de vida, abrimos la posibilidad de crear un nuevo lenguaje. Es inevitable que este lenguaje tenga muchas capas.
Me incomoda la manera en la que comúnmente reducimos a la gente a su nacionalidad, su género y su raza. Ciertamente, porque no siento que mi propia existencia se pueda resumir a una simple definición. A mí me han formado muchas cosas que se contradicen entre ellas. Creo que el ser de una persona es un ente muy inestable, siempre sujeto al cambio y a la redefinición. Estamos en un estado constante de metamorfosis. Nos relacionamos el uno con el otro pero también nos relacionamos con el tiempo. Intentamos entender de dónde venimos en base a nuestro pasado, mientras que el presente no deja de modificarnos. Esta inestabilidad de nuestro ser es algo a lo que siempre regreso en mi escritura y en mi trabajo como artista.
Como ya lo mencioné, Glissant usa palabras muy formales, palabras que siempre se relacionan con la percepción, para hablar de la identidad y del mundo. Esto fue algo que traje conmigo a la escultura. En mi obra el cuerpo nunca aparece completo, sino difuso, fragmentado, quebrado o incluso elevado. Estamos siempre incompletos, siempre a medio hacer. Intento crear obra que refleje esto.
En mis obras de metal, todo se termina volviendo parte de la pieza: el espectador que mira la obra, la arquitectura que la rodea y la luz cambiante del día transforman continuamente la obra, que existe únicamente en relación a lo que la rodea. Dentro de una escultura Father Form (Forma paterna) nos vemos reflejados infinitamente y, cuando se activa, el límite entre la pieza y nuestro propio cuerpo se desdibuja.
Con un lenguaje llano intento obtener una condición de apertura, de algo vasto. Pienso en cómo una sola forma, como la de nuestro cuerpo, puede habitar en múltiples niveles. Intento crear obras que se resistan a las categorías simples. Formas que no tienen un destino final o una definición cerrada, pero que están en tránsito constante. Pienso en cómo, dentro de una misma forma reducida, se mueven múltiples referencias y cómo esto da lugar a muchas interpretaciones diferentes. Lo que me interesa son los efectos que esto tiene en la percepción. Cómo la escultura puede alterar nuestra relación con el mundo y con nuestros propios cuerpos.
El arte y la vida no son dos entidades separadas, y lo que ves en mi arte es el resultado de mi propia trayectoria, mi propia condición multicultural. Opero en un área gris que se sitúa entre la sociedad occidental en la que nací y la cultura que llevo dentro de mí, heredada de mis padres. La cuestión de la pérdida siempre ha sido una fuerza importante dentro de mi obra. Pienso en palabras como desarraigo o pérdida de memoria. Aunque la palabra inevitablemente nos remite a ideas de dolor, también nos habla de la necesidad de regeneración: de tal vez encontrar lo que se ha perdido y, si es posible, reconstruir. Por eso es que el tema del renacer es tan importante para mí. Pienso en este concepto a través del prisma de la migración. Pienso en mi propia condición y en la de mis padres. Es a través del vacío de la pérdida que yo navego y creo mi obra.
La idea no es “buscar la fuente original”. Al contrario: es hacer evidente la imposibilidad de una fuente original común. Crear una obra que sea “transparente”, que levite sobre o debajo de las definiciones simples. La escultura Nest, se mueve, como tú lo mencionas, entre varias posibles interpretaciones. Contiene muchas ideas diferentes y debe seguir haciéndolo.
I often use the word cosmology to speak of my different families of works. As to say that a single work isn’t a fixed or isolated idea but always exist in relation to other works. I don’t feel limited to one specific medium, because it isn’t the choice of medium itself that I am concerned with but rather how ideas can assemble in space. I don’t strive to work in a “transdisciplinary” way, its rather the subjects that lay at the heart of my practice that move me in different directions.
Though my art and writing do not co-exist together in a literal sense, they are both very important to me. As a student I felt the need to make art because words seemed insufficient, I felt that through art I could reach depths impossible to attain with words. This was also the period I discovered the work of Glissant. Many of the words he employs to speak of the world like opacity, transparency, weave, or trembling had a very visceral effect on me and particularly on my work in sculpture. The idea of the weave was not just a metaphor to think of the world, but the word also resonated profoundly with my own condition, my own reality and existence. I do think that when we are borderless in our thinking, when guided not by the medium itself but by our experience of living, new language is possible. This language inevitably carries many layers.
The way we often reduce people to nationality, community, gender, and race often makes me feel uncomfortable. Certainly, because I feel like my own existence cannot be resumed to one simple definition. I have been shaped by many contradictory things. I see the self as a highly unstable entity, always subject to change and redefinition. We are in constant states of metamorphosis. We live in relation to each other but also in relation to time. While we try to understand where we come from by looking to the past, the present constantly reshape us. This instability of the self is something I constantly come back to in my writing and my work as an artist.
As I mentioned earlier, Glissant uses very formal words, always linked to perception, to speak of identity and the world. This was something I also took with me into sculpture. In my work the body is never complete but blurred, fragmented, shattered even elevated. We are constantly incomplete, always in the making. I try to make work that reflect this.
In my metal works everything becomes part of the artwork: the spectator looking at the work, the surrounding architecture and the everchanging light of the day constantly transform the work which exists only in relation to everything that surrounds it.
Inside a Father Form we see ourselves reflected infinitely, and when activated the border between our own body and work becomes a blur.
Through sparse language I try to obtain an openness, something vast. I think of how the one and same form, like our bodies, can inhabit a multitude of layers. To create works that resist simple categorization. Forms that have no final destination nor a closed definition but are constantly in transit. I think of how a multitude of reference move inside the same reduced form and how this gives birth to many different interpretations. It’s the perceptive effects that interest me. How sculpture can alter our relationship to the world and to our own bodies.
Art and life are not two separate entities, what you see in my art is the result of my own trajectory, my own multicultural condition. I operate in a grey zone, somewhere in between the western society I was born into and the culture I carry within myself, passed on to me by my parents. The question of loss has always been a driving force in my work. I think of words like rootlessness or memory loss. Though the word inevitably relates to notions of pain, it also speaks of the necessity to regenerate: To possibly find what’s been lost and if impossible, rebuild. This is why the subject of rebirth is so important to me. I think of this notion through the prism of migration. I think of my own condition and that of my parents. It is through the void produced by loss that I navigate and create work.
The idea is not to “search for an original source.” It’s quite the contrary: make evident the impossibility of one common original source. To create a body of work that is “transparent”, levitating above or below simple definitions. The sculpture Nest moves, as you mention, between many different interpretations. It hosts many different ideas and must carry on doing so.