Javier Orfon es escultor, dibujante y grabador experimental (Caguas, Puerto Rico, 1989). Obtuvo su bachillerato en el Departamento de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. A finales de ese mismo año realizó su primera exposición individual en Área: Lugar de proyectos titulada Seres y Espacios. Ha participado en las siguientes exhibiciones colectivas como La Muestra Nacional de Arte del Instituto de Cultura Puertorriqueña (2015 y 2018), Confluencias en La Sala de Exhibiciones del Plata, organizado por Fits Art Foundation (2017). Su segunda muestra individual Litoral fue expuesta en La Embajada (2019) y la tercera titulada El Ojo de Arcilla en Hidrante (2020). En septiembre de 2019 hasta mediados de abril 2020 participó en La Práctica de Beta- Local. Trabajó como coordinador en Área: Lugar de Proyectos (2015-2020). Actualmente es el manejador de la colección de arte de José Hernández Castrodad e Iris Marcano. Su obra en estos tiempos se relaciona con la experimentación de la técnicas de la alfarería ancestral antilla, el estudio de lugares específicos alrededor de Puerto Rico y documenta la arquitectura vernácula de su País.
La obra de Javier Orfón (PR, 1989) está basada en el concepto de topofilia, un fuerte sentido del lugar, que abarca las sensaciones y experiencias estéticas ligadas a un espacio particular. Su experiencia y conexión con los lugares guía su investigación multidisciplinaria a través de los campos de la geografía, la antropología, la ecología, la arquitectura y la historia oral. Esta investigación alimenta su práctica para crear una arqueología atemporal del lugar investigado, en la que explora las intersecciones de la condición humana, la naturaleza, el impacto antropogénico, la memoria, la alteridad, el paisaje y la globalización.
Para The Backroom, Orfón presenta parte de su investigación en curso sobre la arquitectura vernácula en Puerto Rico, señalando la inventiva inusual de las prácticas de construcción intuitivas e improvisadas en el archipiélago. Como esbozos de una perspectiva postmoderna de la arquitectura autoconstruida, el archivo de Orfón sobre Arquitectura Vernácula Borincana evidencia una visión imaginativa de la vivienda que ha florecido en los últimos 25 años. Junto a esta documentación, presenta imágenes relacionadas con su reciente trabajo escultórico, en el que se ocupa de la cerámica y las técnicas artísticas indígenas, inspiradas en las tradiciones artísticas del pueblo taino de Puerto Rico y en sus investigaciones en el Taller Cabachuelas. Situado en Morovis, cerca del sistema de cuevas de Cabachuelas del que deriva su nombre, el Taller Cabachuelas está dirigido por Alice Chéveres, que mantiene una práctica alfarera arraigada en la materialidad precolombina que combina la arcilla procedente de la propia cueva con la cocción de las obras con llama abierta.
documentación presentada en Instagram: @arquitecturavernaculaborincana
Esta documentación surge en el transcurso investigativo en torno a la antropología, arquitectura y geografía en diversos lugares específicos del archipiélago puertorriquenño. El proyecto está dirigido a realizar un conjunto de fotografías del diseño de edificaciones que se desarrolla en los sectores de las masas sociales borincanas y no a los términos de pensar el espacio para habitar aprendidos en la academia. Podemos apreciar los aspectos culturales puertorriqueños como el consumismo, el clima del Caribe, y los factores político sociales que afectan al Territorio. Por medio de Instagram, Javier Orfon crea un archivo accesible relacionado al diseño arquitectónico autodidacta lo cual no se había profundizado respecto al tema hasta ahora.
En septiembre de 2017 pasó Puerto Rico el huracán María uno de los peores huracanes de la historia puertorriqueña. Me vi ante la precariedad y el no poder continuar mi producción artística, entre otras vicisitudes. A mediados de noviembre de ese año, la maestra artesana Alice Chéveres, especialista en la alfarería ancestral precolombina y el artista Jorge Gonzalez con su proyecto Escuela de Oficios iniciaron una serie de talleres para enseñar dichas destrezas. En el Taller Cabachuelas en Morovis, lugar donde trabaja Alice, aprendí a seleccionar barros nativos de calidad, como prepararlos, el proceso de modelado y el quemado a cielo abierto. Contribuí al taller con mis investigaciones sobre el engobe, técnica antigua de la cultura saladoide en el Caribe por el cual se lograban hacer una serie de patrones con diversos tonos de barro. Descubrí además que el óxido de hierro de la arena de PLaya Negra de Arecibo (pueblo en el norte de Puerto Rico) brinda en el proceso de rakú manchas naranjas en la superficie de la cerámica.
Pozuelo (2017)
Materiales encontrados y tinta permanente sobre fragmentos coralinos
Dimensiones variadas
Fotografía cortesía del Artista y Embajada; San Juan, PR
Pozuelo es una de mis primeras investigaciones en lugares específicos alrededor de Puerto Rico. Estos proyectos son particulares por la selección de piedras de un entorno, las cuales intervenía con una serie de dibujos de mis observaciones y aquello aprendido en el lugar. En esta instalación, realizo dibujos en tinta permanente sobre fragmentos coralinos del contexto Pozuelo. Dicha península pequeña se ubica en Guayama en el sureste puertorriqueño. Luego de estudiar la novela inevitablemente del escritor afro boricua Luis Palés Matos, me interesé por visitar el contexto para luego investigarlo. Como él, hice una obra artística acerca de mis experiencias en esa zona de sal y sol perenne.
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Hellen Ascoli writes—about weaving and translation—"To let my body be the place where tension meets the ground," and I imagine a lightning rod connecting languages, pulling threads. She combs, she rakes, she draws an exhibition with neon tapes across her backyard, she stacks two tree limbs in an embrace. I spend my pandemic mornings in the sand of a barren yard in the Great Plains in isolation, and the grit powders my skin and gets into my teeth. We write each other letters. Manal Abu-Shaheen sends me a cyanotype she makes, of the ship that brought her great-grandfather to Ellis Island in 1907. She sends a photograph of the sun dunking into the sea beside Beirut. We talk about the failure of language to account for the distance between here and there, especially in these anguished weeks since the explosion. Her photographs of that city were already moving indoors, but now, isolating in New York, she imagines the intimacy of photographing her friends in their homes, indoors, together. The imagining is about closeness, about touch, about longing and what is no longer here, about having a coffee and telling the stories of this particular year. Thuy-Van Vu describes how her father would plant patches of green, plants and flowers, in the sun-bleached yard of his home in Phoenix, Arizona, and how they would always die under the summer sun there. We talk about things that couldn’t be said in words. “This is the idea of a house my father built,” writes poet Diana Khoi Nguyen. Plants now cover every surface of her Seattle office and home; she feels guilty for letting one of them expire for a painting. She sends photographs from a trip to Vietnam: modest sandals in a glass case at the Museum of Fine Arts in Ho Chi Minh City are marked with dirt from an artist’s day of work. A boy sands a carved Buddha, and the wood gradually changes tones. A typed list of “useful phrases for emergencies” in Vietnamese includes “Don’t shoot!” Photographs of a helicopter made of woven grasses and a broken wooden sculpture of a tank are local thrift store finds, imported from Vietnam.