La obra de Jorge Méndez Blake (Guadalajara, México, 1974) está ligada a la arquitectura y sobre todo al ámbito de la poesía y la literatura. Ha realizado numerosos proyectos donde aparecen diversos libros, novelas y poemas, los cuales elige por su temática y contenido o como elementos formales con los que realiza soluciones constructivas. Méndez Blake traslada el campo de la palabra escrita al ámbito del arte contemporáneo e imagina otras posibles vidas para el universo literario. Obtuvo la Licenciatura en Arquitectura por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Oriente, ITESO, en Guadalajara, Jalisco y ha realizado residencias artísticas en Inglaterra, Italia, Estados Unidos y España.
Ha exhibido en diversas sedes en México como MASIN en Culiacán, Sinaloa; el Museo Universitario de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México; y el Museo Amparo en Puebla. Además se ha presentado en la Mai 36 Galerie, Zürich, Suiza; Marfa Contemporary en Marfa, Texas, EEUU; Meessen De Clercq, Bruselas, Bélgica; La Kunsthalle, Mulhouse, Francia; y la XIII Bienal de la Habana, entre otros.
Ha sido acreedor de distintas becas, como el Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; el apoyo para Bellas Artes de la Foundation of Art Cisneros Fontanals (CIFO); la beca de la Fundación Marcelino Botin, en Santander, España; y la beca Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Jorge Méndez Blake (B. 1974, Guadalajara, México) es un artista que reside en Guadalajara, que trabaja en diversos medios como el dibujo, la pintura, el video, la escultura, la instalación y la performance, para argumentar las relaciones potenciales entre las obras clave de la literatura universal y el espacio, a través de la arquitectura. Al establecer una relación especulativa con los autores y los libros, Méndez Blake juega con la capacidad poética de los objetos y las acciones, y lo que éstos pueden revelar sobre las tramas. Considera sus proyectos como capítulos, que a menudo se refieren a una sola referencia, y los numera, creando un índice de capítulos que pueden describir la obra de su vida. El artista ha utilizado la naturaleza misma del lenguaje, las letras, las palabras y los signos diacríticos, así como el acto de escribir -en particular con una máquina de escribir- como método para componer una serie de caligramas en papel, y otras composiciones visuales. Para The Backroom, Méndez Blake presenta dos piezas: "Ojos dormidos" un libro de descarga gratuita que compila sus procesos en la máquina de escribir de 2016 a 2020, en el cual describe las obras descartadas, los errores y los ensayos de tales composiciones en papel. Además, el artista ha creado "De Olivetti STUDIO 46 a Sears FORECAST ELECTRIC 12", una película que transita visualmente por su colección de máquinas de escribir.
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Hellen Ascoli writes—about weaving and translation—"To let my body be the place where tension meets the ground," and I imagine a lightning rod connecting languages, pulling threads. She combs, she rakes, she draws an exhibition with neon tapes across her backyard, she stacks two tree limbs in an embrace. I spend my pandemic mornings in the sand of a barren yard in the Great Plains in isolation, and the grit powders my skin and gets into my teeth. We write each other letters. Manal Abu-Shaheen sends me a cyanotype she makes, of the ship that brought her great-grandfather to Ellis Island in 1907. She sends a photograph of the sun dunking into the sea beside Beirut. We talk about the failure of language to account for the distance between here and there, especially in these anguished weeks since the explosion. Her photographs of that city were already moving indoors, but now, isolating in New York, she imagines the intimacy of photographing her friends in their homes, indoors, together. The imagining is about closeness, about touch, about longing and what is no longer here, about having a coffee and telling the stories of this particular year. Thuy-Van Vu describes how her father would plant patches of green, plants and flowers, in the sun-bleached yard of his home in Phoenix, Arizona, and how they would always die under the summer sun there. We talk about things that couldn’t be said in words. “This is the idea of a house my father built,” writes poet Diana Khoi Nguyen. Plants now cover every surface of her Seattle office and home; she feels guilty for letting one of them expire for a painting. She sends photographs from a trip to Vietnam: modest sandals in a glass case at the Museum of Fine Arts in Ho Chi Minh City are marked with dirt from an artist’s day of work. A boy sands a carved Buddha, and the wood gradually changes tones. A typed list of “useful phrases for emergencies” in Vietnamese includes “Don’t shoot!” Photographs of a helicopter made of woven grasses and a broken wooden sculpture of a tank are local thrift store finds, imported from Vietnam.