El trabajo de Ramón Miranda Beltrán considera las posibilidades que el pensamiento estético puede aportar a la construcción de la historia. Desarrolla una materialidad decolonial utilizando métodos experimentales de presentación. Se inspira en la lucha política, la arquitectura vernácula y la construcción de la historia para hacer objetos que ofrezcan una experiencia no tradicional a un público específico, trascendiendo las instituciones donde la obra de arte es pacíficamente contemplada. Miranda Beltrán tiene una maestría del School of the Art Institute of Chicago (2012), donde también fue un artista visitante (2016). Completo la práctica, el programa post grado de Beta Local (2016-2017). A recibido numerosos premios donde destacan, el Pollock Krasner Foundation Grant (2019) y el Anna Louise Raymond Fellowship (2012). Cofundo la Sociedad del Tiempo Libre, una casa de producción para proyectos no comerciales y galería cooperativa en San Juan, Puerto Rico. Su trabajo ha sido exhibido en Beta-Local, la 2da Trienal Poli/Grafica del Caribe, El Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, El Centro de Arte Matadero en Madrid, El Centro Atlántico de Arte Moderno en Gran Canaria, El Cantor Art Center en Stanford University, Gallery 400 UIC en Chicago, The California Museum of Photography, UCR en California y la fundación cultural H. Geiger en Basel suiza. Vive y trabaja en San Juan, Puerto Rico.
A través de una exploración de los materiales, Ramón Miranda Beltrán (PR, 1982) considera la contribución del pensamiento estético y sus posibilidades en la construcción de la historia. Su trabajo desarrolla una materialidad decolonial a través de métodos experimentales de presentación y fabricación de objetos que decentran las narrativas históricas establecidas. Al incorporar relaciones entre imágenes, textos y materiales como el hormigón y la madera que sustentan sus objetos, la práctica de Miranda Beltrán propone posibles revisiones y confrontación con nuestra experiencia de forma y contenido. A partir de su investigación en los movimientos sociales, la arquitectura vernácula y la lucha política, su escultura e instalaciones proponen experiencias no tradicionales que atraviesan el sitio de donde son percibidas.
Ramón Miranda Beltrán presenta en The Backroom una serie de imágenes que entremezclan fotografías tomadas durante sus salidas con el Guano Crew, junto a imágenes de su estudio en un edificio ocupado en Río Piedras y escenas de su vida cotidiana. El Guano Crew es un grupo informal de artistas que ha adoptado un enfoque anárquico de la espeleología, explorando los diferentes sistemas de cuevas que salpican el paisaje puertorriqueño. Los petroglifos taínos coexisten con formaciones rocosas y pintadas con spray sin fecha o arañadas en graffiti, informando una sensación de atemporalidad y nociones desestabilizadoras de tiempo lineal dentro de las propias cuevas.
Este grupo de imágenes responde al placer de estar rodeado de seres que sienten y que nunca voy a poder comprender, pero de quienes me gustaría ser su amigo. La relación que tenemos con los animales revela la forma en que nos relacionamos con el otro (otredad).
Haciendo esta escultura me di cuenta de la similitud del espacio interior de mi taller con las cuevas que visito. Las imágenes aquí son un grupo más amplio de las que formaron parte de la pieza final. Son imágenes de marcas que dejaron los antiguos habitantes de las cuevas y de mi taller. En estas paredes coexisten, en un mismo plano, tiempos distintos. Los tiempos de las cuevas corresponden a un colapso temporal de miles años, en mi taller son generaciones, pero la forma en que el rastro interviene la subjetividad contemporánea es igual.
El paisaje caribeño me ayuda a construir mi pensamiento estético. El bosque tropical es lo que agrupa estas imágenes. Del grupo de fotografías que tomo durante estas expediciones, solo unas pocas terminan en forma de obra de arte. Estas son algunas de las que quedan en mi archivo. Son imágenes de cosas que me llamaron la atención o momentos de placer y amor al paisaje tropical.
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Hellen Ascoli writes—about weaving and translation—"To let my body be the place where tension meets the ground," and I imagine a lightning rod connecting languages, pulling threads. She combs, she rakes, she draws an exhibition with neon tapes across her backyard, she stacks two tree limbs in an embrace. I spend my pandemic mornings in the sand of a barren yard in the Great Plains in isolation, and the grit powders my skin and gets into my teeth. We write each other letters. Manal Abu-Shaheen sends me a cyanotype she makes, of the ship that brought her great-grandfather to Ellis Island in 1907. She sends a photograph of the sun dunking into the sea beside Beirut. We talk about the failure of language to account for the distance between here and there, especially in these anguished weeks since the explosion. Her photographs of that city were already moving indoors, but now, isolating in New York, she imagines the intimacy of photographing her friends in their homes, indoors, together. The imagining is about closeness, about touch, about longing and what is no longer here, about having a coffee and telling the stories of this particular year. Thuy-Van Vu describes how her father would plant patches of green, plants and flowers, in the sun-bleached yard of his home in Phoenix, Arizona, and how they would always die under the summer sun there. We talk about things that couldn’t be said in words. “This is the idea of a house my father built,” writes poet Diana Khoi Nguyen. Plants now cover every surface of her Seattle office and home; she feels guilty for letting one of them expire for a painting. She sends photographs from a trip to Vietnam: modest sandals in a glass case at the Museum of Fine Arts in Ho Chi Minh City are marked with dirt from an artist’s day of work. A boy sands a carved Buddha, and the wood gradually changes tones. A typed list of “useful phrases for emergencies” in Vietnamese includes “Don’t shoot!” Photographs of a helicopter made of woven grasses and a broken wooden sculpture of a tank are local thrift store finds, imported from Vietnam.