Esta película fue comisionada originalmente para la exposición Departures: 11 Artists at the Getty [Partidas: 11 artistas en el Getty], la cual invitaba a creadores visuales a responder con obras de su propia autoría a aquellas alojadas en el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles. Stephen Prina eligió filmar una pieza performática en las salas de este museo, para ser más preciso en aquellas que exhiben pintura barroca europea. La película yuxtapone un recorrido visual del espacio —una toma que se va abriendo lentamente para luego moverse por la sala— con música interpretada presencialmente por músicos y el mismo artista. Con ello, establece un juego entre la expectativa de lo que está por mostrarse y aquello que ya se percibe en la obra, tanto de manera visual como sonora.

La elección de la sala fue suscitada por un cuadro de Georges de La Tour, cuyo trabajo ha sido importante para la práctica de Prina. El artista conceptual la ha incorporado en distintos proyectos a lo largo de su carrera y realizó, por ejemplo, una reproducción del cuadro José, carpintero, c. 1642 a la edad de dieciséis años, cuando ya se consideraba un artista por derecho propio. Una siguiente reproducción, hecha en 2017, forma parte de la exposición English for Foreigners. Al saber de la presencia del trabajo de este pintor en la sala del Getty, Prina esperaba encontrarse con una obra característica de Georges de La Tour: una imagen religiosa que hiciera uso del claroscuro. No obstante, la pintura Riña de músicos, c. 1625-1630 representa una escena bufa con personajes populares. En respuesta a esta decepción, Prina buscó un segundo cuadro, Cristo coronado con espinas, c. 1620 del pintor flamenco Gerrit van Honthorst. El recorrido de la cámara empieza con el detalle de esta última, invirtiendo así el orden de las elecciones del artista para crear la película; la pintura creada por de La Tour se muestra en un cuadro fijo al final, sugiriéndola como el desenlace de la exploración visual y musical.

Stephen Prina incorpora en su trabajo referencias a piezas creadas por otros artistas, las cuales dan pistas para la lectura de las obras del estadounidense pero dejan que el espectador sea quien realice la interpretación. Asimismo, enfatizan una reflexión que es constante en la obra de Prina, es decir, el hecho de que la lectura de toda obra de arte depende, no únicamente de la experiencia del o la visitante frente a la pieza, sino también de su propio bagaje cultural y de los contextos en los que la obra se produjo y se percibe. Vinyl II incorpora el proceso de mirar obras dentro de una sala de museos, con las expectativas y flujos de información que esto implica, trasladándola a la experiencia de mirar la película misma.